Actualmente Apple pone al alcance de sus clientes una serie de talleres técnicos autorizados para reparar toda la gama de los productos que tiene en el mercado. Los de Cupertino cuentan con un programa de proveedor de servicio que otorga a estos talleres una serie de ventajas como, por ejemplo y según aclara la propia compañía en su página oficial, “confianza en los clientes, mejor reputación o acceso directo a las piezas”. Pero no es oro todo lo que reluce en estos centros.
Jean Koulev trabajó como técnico en Apple y conoce a la perfección las entrañas de los talleres de reparación de los de Cupertino. Ahora, más de cinco años después de abandonar la compañía -cuando se ha cumplido la cláusula de confidencialidad-, este informático ha hablado con Teknautas para explicar qué es el famoso manual de Apple y cómo se trabaja en la empresa de la manzana.
“El primer inconveniente al que se enfrentan este tipo de talleres técnicos es que están muy limitados. Apple fabrica una serie de equipos con su correspondiente manual para guiar a los técnicos, en el que se explica cómo están fabricados, pieza por pieza. El problema es que si por ejemplo se te estropea tan solo una tecla del topcase, te cambian la pieza entera, que cuesta alrededor de 200 o 250 euros, porque es la política de empresa”, ha explicado Koulev.
“Si entra un poco de agua en el trackpad y se estropea el controlador, que es una pieza diminuta, la norma es cambiar todo el componente, que puede costar 80 euros. Sucede lo mismo con el monitor. Si se rompe parcialmente el cristal o solo se ha dañado algo tan absurdo como una bisagra, se cambia todo. Es lo que dice el manual, pero en realidad es una estafa”, ha añadido el informático.
No le falta razón: sustituir el cristal de un monitor puede costar alrededor de 50 euros. Si el problema es el LCD, la reparación puede subir hasta los 80 euros. El monitor entero de un portátil, sin embargo, cuesta desde 470 a 680 euros.
Y es que, en la mayoría de ocasiones, la política de empresa obliga a cambiar la pieza entera. “Allí te cambian las piezas por otras, no las reparan. Reciben la pieza de Apple en una caja, la sacan, la cambian por la ‘estropeada’ y esta la envían a China o Malasia, que es donde realmente la reparan. Nunca se complican. Hay veces que incluso cambian piezas de ordenadores que solo necesitan una limpieza”, ha explicado Jean Koulev.

“En una ocasión, un cliente acudió al servicio técnico para arreglar su ordenador. En realidad, tenía un problema en el disipador, que en este modelo estaba por encima de los chips y parcialmente oculto por el ventilador. Estaba obstruido y se recalentaba, lo que terminó por estropear un sensor. La tienda recomendó cambiar la placa entera, lo que costaba alrededor de 300 euros, en lugar de limpiarlo y cambiar solo el disipador, que hubiese costado 30 euros aproximadamente”.
El problema de contratar mano de obra barata
La explicación de esta política está en que los centros autorizados están sujetos a las directrices de Apple y sus manuales de reparación. Teknautas ha tenido acceso a alguno de estos libros que corresponden a cada modelo y que están a disposición de los técnicos. Si, por ejemplo, el técnico quiere cambiar un elemento, sugiere incluso con ilustraciones qué pautas tiene que seguir, herramientas que utilizar y demás aspectos. En otros casos más complejos recomienda directamente sustituir la pieza entera.
Según Jean Koulev hay otro inconveniente de fondo y que no es otro que la poca preparación de los propios técnicos.
“El problema es que los técnicos no saben manipular las piezas. En el caso del topcase, los tornillos de las teclas son diminutos y además utilizan unos conectores muy complejos de manipular, lo que requiere una gran formación, experiencia y, sobre todo tiempo, algo que no les compensa a la mayoría de centros autorizados. Si te fijas en los manuales de Apple podrás ver que están hechos para imbéciles. Cualquiera podría entenderlos”, ha añadido Koulev.
“Los técnicos de Apple ganan de media 1.000 euros al mes. No son competentes. Pero a estos centros no les interesa contratar a grandes expertos porque les saldría mucho más caro. Lo que hace la mayoría es contratar continuamente becarios aún no certificados y ponerlos en marcha”, ha concluido.
[Via ElConfidencial]