Probablemente has tenido una idea emprendedora que consideras genial, que podría revolucionar una industria e incluso cambiar al mundo.
El asunto con las ideas es que éstas valen en la medida en que uno las ejecuta.
Y aunque para convertirlas en realidad no hay una metodología definida, sí hay varias recomendaciones que puedes tomar.

En primer lugar, “más que buscar conceptos de negocio debes enfocarte en identificar problemáticas o necesidades que no están resueltas o que podrían resolverse de mejor manera”, opina Gustavo Álvarez, director regional de Startup Weekend para México y Centroamérica. Luego hay que identificar patrones (acciones que se repiten consistentemente en distintos entornos y con diferentes clientes) relacionados con esa situación, para descubrir una oportunidad de negocio.
Una vez hecho lo anterior, debes establecer si la problemática que te dispones a resolver es local o tiene una dimensión masiva o incluso global, para conocer el tamaño de la oportunidad. Considera que entre más grande sea, más factible será lograr el crecimiento de tu modelo para explotarlo y obtener las utilidades deseadas.
Por su parte, Santiago Zavala, socio de la aceleradora 500 Startups Mexico City, considera que la inspiración es un elemento fundamental en este proceso. Y para conseguirla, recomienda asistir a conferencias de emprendedores para aprender tanto de sus fracasos como éxitos. Otra buena idea es alimentarte con sus historias en libros, Internet y revistas especializadas en emprendedurismo como Entrepreneur. También puedes obtener inspiración a través de sitios que presentan ideas de negocio, como www.100ideasparaemprender.com y www.redboxinnovation.com –una agencia de innovación–.
“Asimismo debes pensar cómo hacer feliz a tu consumidor”, añade Zavala.
Lo siguiente es armar un equipo de trabajo que genere una solución para una necesidad específica y validar que ésta sea la correcta para el mercado, o corregirla hasta encontrarla. Después, debes averiguar cómo llevarlo a más personas de forma replicable para escalar el modelo. Por último, hay que hacerlo rentable. Marcus Dantus, director de Startup Labs, añade que cuando el negocio comienza a generar flujo por ventas, tus energías deben enfocarse en reproducir el modelo y en hacerlo crecer.
Aunque no hay tiempos específicos para este proceso, Álvarez sugiere tomarse un par de meses para identificar una problemática e idear una solución y alrededor de seis meses para desarrollarla, presentarla al consumidor y modificarla a partir de su retroalimentación.
Si de renovarse se trata
Las nuevas ideas no son sólo para novatos. Una empresa ya establecida también debe recurrir a la generación de proyectos para mantener la preferencia de sus clientes. Por ejemplo Monroe Chemical, fabricante del colorante El Caballito, una marca con más de 60 años en el mercado, que lanzó el año pasado una línea de cremas para estrías de embarazo y postparto bautizada Mom To Mom, como parte de un proceso de renovación.
Debido a los cambios de hábito de las consumidoras, la venta de colorante ya no resultaba un buen negocio, así que la empresa realizó estudios de mercado para identificar productos que podría comercializar aprovechando su brazo distribuidor. Había otras marcas disponibles, pero Mom To Mom se concibió como una línea para diferentes etapas de la gestación y con un marketing que la ofrecía como “el ABC de las mamás que se saben cuidar”. La formulación de las cremas corrió a cargo de un laboratorio especializado.
“Su renovación consistió en salirse del negocio que traían para incursionar en otros mercados de manera planificada”, dice Ivonne Raso, directora de Marketing Consultores, quien asesoró a la compañía para desarrollar su nueva línea de producto. El éxito ha sido tal que ésta ha crecido con más artículos.
“La renovación de un negocio tendría que operar de forma constante porque cualquier oferta tiene un ciclo de vida limitado y oportunidades de mejora”, comenta Rodolfo Ramírez, director general de la agencia Red Box Innovation. Y es que la falta de renovación puede llevar al fracaso de un negocio. Un ejemplo: la industria del papel autocopiante usado para facturas, carente de innovación, ahora enfrenta su desaparición ante la adopción masiva de comprobantes de pago electrónicos.
Recuerda que un negocio requiere de clientes leales, que compren y recomienden la marca, y que para lograr lealtad es necesario un involucramiento emocional. Éste se pierde sin renovación pues “como consumidores nuestras relaciones se vuelven aburridas, monótonas y se llega al divorcio”, advierte Raso.
Pero ojo: cualquier transformación debe hacerse siempre pensando en el cliente. El objetivo principal es agregarle valor a la oferta, entendido éste como la percepción del beneficio sobre costo. Para lograrlo, una empresa debe estar atenta a las necesidades cambiantes de sus compradores para conseguir una empatía; es decir, para comprender qué beneficio busca la persona a través del bien o servicio que paga.
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