Según el director de una clínica especializada en “desintoxicación hospitalaria”, la adicción a las redes sociales activa las mismas áreas del cerebro que la cocaína, el alcohol o el éxtasis


La “ignorancia, la permisividad o la inexistencia de filtros de control” está provocando que cada vez existan más personas que sienten un impulso “irrefrenable” a estar permanentemente conectados a Internet, mirar “compulsivamente” el móvil para detectar la última actualización en Facebook y comunicar a tiempo real sus cambios emocionales, según ha advertido el director de la clínica de desintoxicación del Hospital Nisa Aguas Vivas, Augusto Zafra.

“En los últimos años se han detectado en personas cada vez más jóvenes la adicción a las redes sociales”. Este creciente auge se sustenta sobre algunos factores a los que no somos ajenos: avance tecnológico (smartphones, tablets y ordenadores); el fácil acceso a Internet (red ‘wi-fi’ en recintos públicos, tarifas planas de las compañías de telefonía); la legalidad de su acceso; y la comodidad de enseñar lo mejor de nosotros desde casa”, ha recalcado el experto.

Y es que, según ha recordado, la adicción a las redes sociales activa las mismas áreas del cerebro que la cocaína, el alcohol o el éxtasis, lo que provoca que haya personas, especialmente los jóvenes, que el uso de estas herramientas les provoque una dependencia similar al que sufre alcoholismo.

De hecho, tal y como ha explicado Zafra, las personas con este comportamiento “repetitivo, obsesivo y patológico” suelen tener “importantes” dificultades a la hora de relacionarse con los demás, una autoestima baja, un carácter introvertido y, al mismo tiempo, se adentran en un “progresivo aletargamiento” de lo que sucede a su alrededor.

“Percepción de la vibración fantasma” y “whatsappitis”
Además, el especialista ha alertado de que cada vez hay más personas que sufren “miedo a perderse algo”, que tienen ‘whatsappitis’ o ansiedad por la ausencia de móvil y que sufren un uso compulsivo del ‘smartphone’ o la llamada ‘percepción de la vibración fantasma’.

“A nivel profesional esta realidad es una verdadera alarma sanitaria y social en el momento que sentimos nerviosismo, miedo a que pueda suceder algo, ansiedad o cierto grado de preocupación que nos impide centrarnos en las actividades cotidianas o disfrutar en el momento de ocio cuando prevemos que no vamos a tener acceso a las redes sociales se puede decir que en mayor o menor grado tenemos una dependencia psíquica y estamos en riesgo de desarrollar una verdadera adicción”, ha señalado.

Finalmente, Zafra ha comentado que los señales de alarma de adicción a las redes sociales se producen cuando la vida social virtual es “más rica” que en persona, cuando se pasan más horas navegando por redes sociales, buscando reforzadores y viendo los eventos externos que hablando con familiares y amigos; o cuando se miran las alertas nada más levantarse y es lo último que se hace antes de acostarse.

“Para evitar esta adicción es preciso mantener unas normas de higiene de uso: desconectar internet durante la noche; prescindir de internet cuando estamos reunidos o acompañados, o durante los turnos de las comidas y mantener contacto familiar y social adecuado. En resumen, ser capaces de utilizar las redes sociales de forma sana y como una herramienta más de relación social, siendo conscientes de que la información que circula en la red deja de ser confidencial, por muchos filtros de seguridad que se intenten poner”, ha zanjado.


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